agosto 25, 2010

Infrasonía 28

¿Esa es maría colgada en un árbol?
Es el sacrificio femenino a su ausencia en las plegarias modernas, su voto de rebelión ante la indiferencia paulatina de su mirada revoltosa, porque nadie te cree maría que así como te ves seas en realidad, suelta y loca te imagino.
¿Esos son ángeles llorones? a sueldo, malditos tristones.
Quítense la túnica, fantaseen con drogas, escupan mi cara con su saliva divina, regálenme su gracia y su arpa.
¿Ese es jesús idiotizado con todo el mundo? Vaya manera de demostrar carácter, quítenle las sandalias playeras, traíganlo más cerca, es un tipo guapo después de todo, déjenme invitarle un trago y robarle un beso, que me regale así su temple, su labia convence-gente. Estaremos todos muertos si todo sale como espero.

El suicidio repugnante de su pasión antropofílica me revuelve el estómago, el inútil color de los ojos de ellos, los caminantes mártires me revientan por dentro.

La daga.
La sangre.
La gota de sudor en su frente.
Calor. Tierra. Amarillo. Carreta. Careta. Tristeza. Terrible.
Los odio, de la manera en que aprendí a odiarme a mí misma.

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