agosto 25, 2010

Infrasonía 23

No pude determe, por suerte no encontré el camino, por suerte me perdí echa un nudo de contradicciones.
No pude controlarme, se me secó la boca por las rabiosas ansias mañaneras, no puedo frenar en seco cuando la rabia me ha impulsado con tal rapidez temeraria.
No pude hacer que mis ojos no se hincharan, no pude hacer que mis manos dejaran de temblar. Algo dentro de mí gritaba, no pude hacer más que escucharlo.
Cerré la puerta, no alcancé a respirar hondo y ya estaba destrozada, profundamente extraviada, ensimismada, sintiéndome dañina y peligrosa, sintiéndome un poco más cercana a esos pasillos nocturnos en los que deambulo sola, con la crispación en el pecho.
Tóxica y estancada, en un pozo mío que no comparto, una laguna de algas negras que se me enredan entre las piernas, me amordazan con violencia, me sumergen en las perversas cavilaciones de mi mente.
Planeo su pronto asesinato, planeo la consecuente huida de desenlace fatal, planeo el fin mis tiempos, meticulosamente, calculadoramente. Planeo los 3 pasos hacia el salto final, el desafio instinto, la supervivencia a pena de muerte de quien pestañee primero.

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