septiembre 29, 2010

Infrasonía 48

En el momento expansivo que explique la explosión aguda de mis venas, podré confesar algo.
Cuando se ahogue el último sonido de mis labios dormidos, intentaré expeler sílabas que se esconden.
Instante incoloro, de tanta luz encandilado, color no inventado.
Si siento mis huesos hacerse astillas bajo el pulverizador brillo que rebota de tus pupilas, no podré perder nada y las palabras últimas saldrán por si solas.
Pantallas solares rotas, bloqueadores quemados, carbones en vez de ojos.
Vidrios en vez de uñas, fierros torcidos cayendo de los hombros, carbones en vez de dientes.
Terrible adorado momento de crucial estrategia.

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