diciembre 17, 2010

Infrasonía 64

Déjame mirarte como si te conociera desde siempre, como si al sentir un ruido allá lejos, ya supiera que son tus pasos.
Déjame escribirte esto y otras historias, aunque no todas me gustan, aunque se parezcan tanto.
Déjame ahogarme en un estero camino a tu presencia difuminada, como si fuera un sueño o un trance, como si yo viajara de distinta forma.
Las venas hacen dibujos en nuestras manos, para recordarnos que estamos vivos y que estamos ahí, en un instante concreto, tangible, presente.
Las luces siempre fueron una cámara de tiempo, las sustancias que nos alteran la conciencia siempre fueron el tiempo, como una onda suelta y flexible que acomodamos a nuestro antojo.
Porque quizá sea tu mirada un mundo entero, uno de tantos y el favorito de mis giros.
Porque quizá sea la última vez que te vea, porque me pierdo cuando apareces en mi cabeza, porque no intento hacer nada más que encontrarte siempre.

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